Sostenibilidad y propósito van de la mano. En muchas organizaciones ambos conceptos son “palabros” complejos, difíciles de aterrizar, y mucho más complicado resulta entenderlos de una forma paralela, interconectada y estratégica. Algunos afirman que dichos conceptos son producto de una buena campaña de marketing con fecha de caducidad que responde a una moda o a un buen discurso vacío de contenido. Sinceramente, creo profundamente que las organizaciones que participan de este discurso tienen un largo recorrido por hacer.

Trabajar desde el propósito es una oportunidad para ser mejores personas y, por ende, mejores profesionales. Y si una organización está formada por buenas personas, indiscutiblemente el proyecto como organización está destinado a ser coherente, auténtico, sostenible, sentido y compartido por todos.

El reto que tenemos las organizaciones no es nuevo. Tenemos que seguir enamorando a nuestros clientes, tanto al interno como al externo. El ser humano necesita dar sentido a su vida a través de la creencia en unos valores, los cuales serán la guía y el referente de sus acciones y comportamientos. Conectar esos valores individuales con los valores que definen el ADN de nuestra organización es el verdadero reto que la empresa tiene por delante.

Cada organización es diferente, al igual que lo son sus personas. Por ello, hablar de una fórmula infalible resulta complicado. Es cierto que hay unos aspectos que no deben faltar si queremos ser una de esas empresas que ponen en el centro de la organización a sus personas y no solo lo dicen, sino que lo son. Sus actos así lo afirman.

PROPIEDAD Y/O CEO

En primer lugar, la voluntad de la propiedad es primordial, al igual que su paciencia. Trabajar desde el propósito no conlleva resultados inmediatos, los beneficios económicos no caen del cielo en un abrir y cerrar los ojos. El propósito tiene que estar presente en la reflexión estratégica, y el apoyo del CEO es fundamental. La orientación a personas en esta figura debe ser un estandarte.

COMUNICACIÓN

El siguiente paso será analizar cómo la empresa comunica, qué foros existen en la organización, qué tipo de comunicación empleamos dentro de la misma (de arriba abajo, de abajo arriba, transversal, etc.) ¿Comunicamos o informamos? Desde mi punto de vista esta herramienta es la clave. Parece fácil pero no lo es. Damos por sentado que sabemos comunicar, pero en el día a día apenas le dedicamos tiempo. ¿Cuánto tiempo dedicamos a dar las gracias, a preguntar a nuestros equipos cómo están, o qué ideas tienen, cómo se sienten dentro de la organización, o cómo creen que podríamos mejorar? Damos feedback?

Siempre hablo de “el don de la pregunta“. La cuantía de nuestros presupuestos no se ve mermada por preguntar a las personas de la organización. Preguntar sí impacta sobre la cuenta de resultados, ya que una persona a la que se pide opinión se siente valorada, siente que forma parte de algo, que su aportación es única, comienza a ser una realidad dentro de un todo y da lo mejor de sí misma. Y ese es el carácter diferenciador: agradecer, preguntar y empoderar a las personas para crear un propósito de todos, un propósito compartido formado por un crisol de personas que sienten que su aportación es tan importante como la de los demás. Sin distinciones. De esta forma, resulta mucho más fácil remar todos en la misma dirección.

FORMACIÓN

Las empresas deben formar a sus personas constantemente. Tenemos que ser competitivos y, si no estamos a la altura, nuestra competencia será la ganadora de esta carrera de fondo. Lo que distingue a una organización como única son sus personas. Por lo tanto, cuanto mejor formadas estén más fuertes como empresa seremos. Y aquí, los líderes de la organización juegan un papel fundamental. Serán ellos el espejo en quien mirarse. Necesitamos lideres que inspiren a los equipos, que constantemente estén en proceso de formación para poder ayudar a las personas a que den lo mejor de sí mismos al proyecto. Y esto pasa por conocer muy bien a los equipos y ser conscientes de sus necesidades. Nuevamente nos encontramos con una figura (el líder), en la que la orientación a las personas es indiscutible.

ANALISIS DE CONTRIBUCIONES

Construir un propósito organizacional implica dar respuesta a una poderosa pregunta: ¿Cómo voy a contribuir a la sociedad y cómo lo voy a hacer? Ser capaces de responder a esta cuestión es vital para definir nuestros ejes estratégicos de actuación. Solo así todas aquellas iniciativas, proyectos, etc. que llevemos a cabo serán coherentes.

Una herramienta que permite trazar estas líneas es, sin duda alguna, la agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Tener bien definidos los ODS prioritarios de la organización implica varias ventajas:

  • Definimos nuestro marco de actuación y nuestro horizonte (hacia dónde queremos ir).
  • Tanto la comunicación interna como externa entre nuestros grupos de interés es sólida, y nos confiere una imagen de marca fácilmente reconocible por todos y nos visibiliza como un lugar en el que deseamos trabajar (atracción y retención de talento).
  • Implica saber decir que no. No vale café para todos. Nuestra RS tiene que estar alienada con ese marco de actuación y debe responder a quiénes somos. Por tanto, es el propósito el que dota de sentido la Responsabilidad Social de la organización (el propósito en la cúspide de la reflexión estratégica).
  • Somos más competitivos. Cuando las personas se sienten parte de un proyecto, su sentimiento de pertenencia y responsabilidad se disparan. Ser conscientes de la importancia del trabajo personal implica que, cada día, las personas vamos a dar lo mejor de nosotras mismas en nuestro puesto de trabajo desde una actitud de mejora continua. Nuestros procesos estarán mejor ordenados, en constante revisión y dotados de un sentimiento de pertenencia que promueve el querer ser mejores (sostenibilidad entendida como gestión de personas y mejora de procesos).

Comenzaba este artículo afirmando que sostenibilidad y propósito van de la mano. En EnredaRSE entendemos la sostenibilidad como un concepto global, que no queda encorsetado a la parte ecológica de forma única. Una buena gestión de personas, definida desde un propósito corporativo, es sostenibilidad. El propósito de EnredaRSE recoge este compromiso y trabajamos por él desde le primer día que la asociación vio la luz.

Quisiera animar a todas aquellas organizaciones que realmente creen en la gestión de personas como fuente principal de riqueza en una empresa a que emprendan este camino, a que inicien un periodo de reflexión y se pregunten: “¿Por qué hacemos lo que hacemos?” En Conor Sports, empresa en la que desarrollo mi actividad profesional, tenemos clara la respuesta. Trabajamos para “mejorar tu vida pedaleando”.

Arantza Maquirriain

Directora de RRHH y Calidad en Conor Sports y miembro de la Junta de la Asociación EnREDaRSE